¡Qué tal ¡ Pues mi nombre es Israel Carmona Cazares.
Yo nací en Zacatlán de las Manzanas Pue, bueno pues comienzo en estas hojas les escribo un poco de la historia de mi vida que me sucedió siendo niño y que me afectó triste y dolorosamente durante esa etapa.
Yo pasé por una dura enfermedad que me cambió la vida, sufrí cáncer en mi sangre, mi sangre se estaba haciendo agua (Leucemia).
Pues empiezo, yo recuerdo que tenía más o menos 4 ó 5 años, cuando de pronto algunas noches mi mamá me despertaba porque me tocaba unas bolitas que según ella yo tenía del lado izquierdo de mi cuello y que decía ella, que no eran normales y que yo no debía tener.
Algunas noches me ponía pomadas y me sobaba esperando que se me quitaran, pero a mi me dolía y hasta parecía que esas bolitas me crecían un poco más, pero pues como yo andaba bien, jugaba y comía siempre como si nada y no me dolía nada, pues pasaba el tiempo y a mi mamá se le olvidaba y no me llevaba al doctor y pues también porque a mí me daba mucho miedo y lloraba que nunca quería ir al doctor y que me picara. Y pues también mi papá campesino no tenía dinero para que me lleveran.
Y así pasó el tiempo todo estaba bien, yo no me sentía mal ni nada, lo único que pues no quería comer muy bien, pero nada más y no me sentía débil ni nada.
Y pues todo pasó un día yo andaba jugando y corriendo cuando de pronto me pegué con la rama de un árbol en mi cabeza, éso me hizo un pequeño chichón y lo raro fue que pasaron los días y no se me quitó y no le dije a mi mamá, tenía yo ya 7 años, recuerdo que ya iban pasando como dos o tres meses y el chichón me seguía ahí, entonces fue que mi mamá se dio cuenta un día que yo ya me iba a dormir, entonces pasó que me puso fomento de agua en mi cabeza para desvanecer el chicón y si un poco se me empezó a desvanecer, pero para mi muy mala suerte en mi escuela la andar jugando me topé con un compañero de cabeza y me tocó en el mismo chichón, eso me empeoró y me agrandó más el chichón y me lo hizo duro y de nuevo no le dije a mi mamá, sino hasta que ella se dio cuenta después que ya había pasado tiempo, ella me volvía a fomentar pero ahora el chichón parecía que se me hacía más duro y me empeoraba, de pronto se me ablandaba, se me movía y se me volvía a hacer duro, entonces mi mamá ya se empezó a alarmar, pero no había dinero y yo no quería ir al doctor porque pensaba que me iban a cortar el chichón y tenía mucho miedo y lo pero que de pronto las bolitas que tenía del lado izquierdo de mi cuello me empezaron a crecer y a doler también.
Pero pasó que la ignorancia, la falta de dinero y el miedo que yo tenía hizo que mis padres no me llevaran al doctor y así pasaron 3 años más.
Cuando entré a cuarto año, yo tenía 10 años, pero entonces ya me empezaba a sentir mal, me salieron dos bolas más, una a un lado de mi oído que me creció y ya no me dejaba abrir bien mi boca y otra a un lado de mi garganta.
Fue entonces cuando me empezaron a doler mucho mis rodillas, tenía yo que mantenerme recostado y hacer fuerza estirando mis piernas para poder dormir y que no me dolieran las rodillas, después me empezaron a doler igual los pies.
Después de días con mis dolores y que mi familia consiguió dinero, me llevaron al hospital donde me empezaron a tratar y hacer estudios, pero los pocos conocimientos médicos de los doctores de Zacatlán solo me empeoraron, me practicaron una biopsia de la cual no descubrieron mi enfermedad, eso desanimó a mi familia y cuando me dieron de alta ya no me llevaron al hospital.
Fue cuando pasó todo un sufrimiento de dolores físicos, me dolía demasiado todo mi cuerpo desde mis pies a la cabeza y todas las bolas que se me habían inflamado y dejé de caminar, fue cuando me empezaron a llevar con todo tipo de curanderos peor ninguno me pudo ayudar, mi familia ya no sabía qué hacer, yo me estaba consumiendo y ya no aguantaba el dolor, hasta me estaba epasaba durmiendo de la debilidad.
De pronto un día pasó que me decidieron llevar con un doctor particular, recuerdo el nombre del doctor “ Adan”, quien sin hacerme ningún estudio le dijo a mi familia lo que probablemente y seguro tenía y a dónde me tenían que llevar, él dijo al hospital de especialistas Hospital para el Niño Poblano (HNP), dio una orden y dijo: lo tienen que internar en Chignahuapan y de ahí que lo trasladen a Puebla al HNP.
Y así fue, mi mamá me llevó sola consiguiendo mi papá muy poco dinero, apenas para llevarme a Chignahuapan, mi madrecita ya no aguantaba su preocupación pues tenía a mis hermanitas y mi hermano, Josefina, Flor y Andrés.
Mi hermana Jose 6 años, mi hermanita Flor 3 años y mi hermanito no tenía ni un año, a él lo cuidaban unas tías, también pensaba que tal vez no me podrían curar, y pues ya me llevó a Chignahuapan, me internaron, no había camas, me pusieron muy incómodo en una cuna en la que no cabía y esa misma noche me trasladaron en una ambulancia al HNP.
Llegamos por la madrugada, me tuvieron como 2 ó 3 días en Urgencias y no me atendían, después me pasaron a un cuarto de Urgencias y entonces pasó que mi mamá ya ni comía, ya también se estaba enfermando, estaba muy delgada pues desde que yo había dejado de caminar ya no comía.
Recuerdo que había unas enfermeras groseras y déspotas que me atendieron feo y me colocaron el aparato medidor de suero. Fue entonces que mi mamá ya no aguantó más, me dijo que iba al baño y luego entró llorando diciendo “que las enfermeras iban a poner una bomba y que nos íbamos a morir y decía que se quería ir a ver a sus niñas”, entonces yo me puse muy triste y me preocupé mucho por ella, pensé que ya se estaba haciendo loca.
Entonces lo mejor que pasó fue que ese día y en esos momentos llegaron mis abuelitos, ese día yo les dije que se llevaran a mi mamá a la casa con mi hermanas y así lo hicieron, mi abuelo se llevó a mi mamá y mi abuelita se quedó conmigo y así me setní más tranquilo dispuesto a lo que viniera.
Ya entonces me di cuenta de que la “bomba” que decía mi mamá, sí existía, pero era un aparato que medía el suero, ¡ pobrecita de mi mamá !.
Y ya pasó la semana, me comenzaron a hacer estudios en la segunada semana porque estaban esperando al doctor especialista oncólogo, Doctor Arturo Moreno Ramírez, quien me practicó el estudio de médula ósea y ni me dolió, y ya con eso me diagnosticó LEUCEMIA AGUDA LINFOBLASTICA.
Fue un día lunes por la mañana, llamó a mis abuelos y les platicó todo lo de mi enfermedad y sobre el tratamiento de la quimioterapia, que era muy duro, pero que aparte había que ver que respondiera yo bien y así fue, comenzaron mi tratamiento casi ya después de la segunda semana, porque también estaba convaleciente pues también me practicaron biopsia en el cuello.
Todo fue como un milagro para mí, pues de inmediato al segundo día de mi tratamiento me comenzaron a disminuir las bolas que tenía y el chichón de mi cabeza, hasta que pasado la semana se me desvanecieron casi por completo, me quedaron pequeñitas, las de mi cuello y el chichón de mi cabeza despareció y todo comenzó a cambiar, así pasó…
Recuerdo que de pronto, a la hora de mi comida entró una Señora con su batita verde ralladita, iba con mi abuelita y me quería conocer, era la Señora Lucero Achard del Voluntariado, se puso a platicar conmigo y con mi abuelita y le dijo que no se preocupara porque yo me iba a sanar y que me apoyarían con todos los medicamentos de mi tratamiento, que lo que mis Abues pagarían sería muy poquito y éso los alentó mucho pues ya los doctores habían dicho que era un tratamiento muy caro, pero de verdad ese apoyo nos lo prometió la Señora Lucero, fue lo mejor para mis abuelitos y le dejaban siempre su pase para ir por su desayuno o su almuerzo y también la trajeron al Albergue para poder comer y bañarse.
Y así empezó mi duro tratamiento, durante el cual me vi muy grave, a punto de morir, pasando una crisis en la que estuve un mes y medio internado por baja de defensas y una infección en la boca que había allagado totalmente y me estaba desangrando y desprendiendo mis encías y mis labios por dentro de la cual me salvé gracias a Dios y a los benditos huevos pasados por agua que fueron lo único que pude comer después de días de no poder comer, por mi grave infección, pero lo ¡LOGRÉ!
También recuerdo y agradezco a Paola Bravo, un ángel para mis Abues, que nos ayudó bastante y desde el cielo la han de ver.
Y por eso es que agradezco como no se imaginan al grupo tan bondadoso y generoso de todas las Señoras que fueron y que han sido VOLUNTARIAS, porque gracias a su apoyo tan grande y al pagar casi por completo mi tratamiento fue que yo me curé.
Recuerdo con cariño a la Sra Marta Arlete, Sra. Flor y a la Sra. Lucero y Mary, que desde entonces han estado y unas que ya no está y a las que sigo viendo porque me salvé y me han dado bastante, hasta mi actual empleo, el cual llegué hace años buscando después de terminar mi preparatoria, pues ya no pude continuar más por mi situación económica.
Pero muchísimas GRACIAS a mis jefas las Señoras Voluntarias, Sra, Sarita, Sra. Lety, Sra. Mary, Sra. Marta Canto, Sra. Lucero ya todas las Sras. Del Voluntariado.
QUE VIVAN POR SIEMPRE TODAS LAS SEÑORAS VOLUNTARIAS DEL HNP.
¡ MUCHAS GRACIAS POR TODO !
Israel Carmona Cazares.
Junio 2015.