TESTIMONIO YESBECK… Una Historia que continuará…..

Hola soy Yesbeck, nací el 5 de agosto de 1985 soy la mayor de tres mujeres.

A los 9 años repentinamente me puse muy mal y el médico particular al que me llevaron recomendó a mis padres acudir al Hospital para El Niño Poblano en donde
me diagnosticaron Insuficiencia Renal Crónica Terminal, así se llamaba entonces.

La noticia la recibió mi mamá sola, mientras mi papá afuera del consultorio le esperaba con mi hermana menor en brazos.

Había una esperanza de trasplantarme un riñón, pero eso era muy caro, y mis papás no tienen recursos, pero un ejército de ángeles llamado PROMOTORES VOLUNTARIOS PARA EL HOSPITAL DE NIÑO POBLANO A.C. nos animó, me integraron a sus programas de ayuda y nos apoyaron siempre.

Cuando vieron que no estaban solos, sin pensarlo dos veces, empezaron a hacer las pruebas para encontrar al donador ideal, mi mamá fue descartada, pero mi valiente papá, a pesar de la oposición de su familia, que incluso le provocó ruptura con ellos, el 4 de julio de 1995 me donó su riñón, y con él ¡me volvió a dar vida!

Yo le hice una carta en donde le agradecía el que ya pudiera comer todo lo que me gusta, a las VOLUNTARIAS DEL HNP A.C. les guardo eterno cariño y agradecimiento por ayudar a mis papás con el costoso tratamiento: bolsas de diálisis, pago de consultas, medicamentos, etc.

No había necesidad de pedir nada, ellas siempre estuvieron pendientes de colaborar con lo que me hiciera falta y además me rodearon de mucho cariño.

A casi 20 años les platico que mi vida retomo el rumbo, terminé Primaria, Secundaria y soy ¡ Técnica en Computación!

He sido muy feliz viendo a mis hermanas crecer y alcanzar grandes logros, ambas son Ingenieras y una de ellas ¡ya me hizo tía!

Desde hace un par de meses mi riñón está presentando fallas, he estado internada luchando contra una bacteria, otra vez, dolorosos estudios y tratamientos, ahora si consciente de lo que pasa entré en un gran duelo, mi carácter alegre se esfumó y una tristeza profunda me acompañaba todo el día, mis padres como siempre a mi lado convirtiendo su dolor en fuerza que me contagiaron.

Estoy con amenaza de rechazo, lo acepto, pero estoy dispuesta a vivir a través de
un segundo trasplante, que llegado el momento será necesario, estoy orgullosa de ser trasplantada, mi autoestima es muy alta, porque el sufrimiento me ayudó a crecer, disfruto el día a día con mucho entusiasmo, sabiendo que al lado de mi familia y de quienes se convirtieron en ella saldré adelante.

Hoy luzco así y mi sonrisa seguirá conmigo.

¡ GRACIAS DIOS!